"Una gran actuación" por Guillermo Lopez

“El actor y dramaturgo del unipersonal, Juan Sasiaín, demuestra un gran potencial.”
Beto el suertudo, un unipersonal con la dirección de Enrique Federman, nos ofrece la historia de un hombre que se autodefine (irónicamente) como “un tipo de mucho olfato y de mucha suerte con las mujeres”. De esta forma, espera solitario en la puerta de una iglesia a su prometida para casarse. Sin embargo, su futura esposa nunca llegará. Durante 50 minutos, Alberto ‘Beto’ Mascardi, realiza un viaje mental y repasa todos los acontecimientos previos a su casamiento. Las aventuras con sus amantes (celosas por su matrimonio), las sesiones con su psicólogo y sus recuerdos de la infancia forman parte de ese ‘revival’.  Los celos de una de sus amantes, una gallega vendedora de frascos, serán claves (y mortales). Ella secuestra a Pamela, la novia de Beto, y la asesina fríamente frente a los ojos del protagonista (en su faceta de detective).  La puesta en escena de la obra toma un papel fundamental. Con su simpleza, y a su vez dinamismo, deja como único foco de atención la historia de Beto. Las luces y la música, parecen ir de la mano con los acontecimientos por los que atraviesa el personaje. La obra, que en principio parece ser solo cómica, tiene sus momentos de reflexión interna, donde quizás uno se puede ver reflejado en el relato.
El actor y dramaturgo del unipersonal, Juan Sasiaín, demuestra un gran potencial. Interpreta de manera más que convincente a todos los personajes que viven en la mente del protagonista. Beto el suertudo presenta su segunda puesta en escena luego de estrenarse como Work in Progress en el Festival Verano Porteño realizado en la Ciudad Cultural Konex entre febrero y marzo del 2004.
Esta obra ofrece una gran actuación de Juan Sasiaín y una divertida y conmovedora historia, además de su precisa puesta en escena. Si querés salir un poco de la rutina de las obras con poca creatividad y pobreza en su argumento, dale una oportunidad a Beto. ¡Apurate! ¡antes que la vea todo el mundo y no tengas con qué hacerte el original!.
Revista la bitácora